No hay peor PERRO 
que aquél que muerde la mano 
de quién LE DA de comer. 
Pero peor, 
no contento, 
arremete contra su BENEFACTOR 
para liquidarlo, 
para matarlo.
El PERRO en su BRUTALIDAD, DISOCIACIÓN 
no es capaz de percibir 
que al matar a su BENEFACTOR 
el mismo está atrayendo 
su sufrir, 
su dolor, 
su padecer... 
y cuidado consigue un "benefactor" 
que en verdad 
le haga vivir 
una vida de MIERDA, 
una vida paupérrima, 
una vida perruna 
o quizás ya cadavérico 
le de carne "suculenta" con arsénico.
"Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario