Los hijos no agradecidos desprotican de sus padres, se creen libres, aún cuando dependen de ellos.
La elite mientras hay bonanza, mientras se lucra con la usureria al Pueblo... el Estado les estorba con sus impuestos, con sus reglas. Ella quisiera el mercado libre para vender sus productos en "competencia" con otros, donde la calidad, precio fuera escogiendo las mejores y desechando las peores empresas del mercado, sin importar el humano, sino el más fuerte, el más capaz. Es la ley de la selva.
Ahora, visto así a la población le llegarían los mejores productos a los mejores precios para su bolsillo. Pero la realidad es otra, se propicia la competencia para liquidar a los débiles, una vez liquidados, los fuertes forman oligopolios para conseguir bajos costos y altos precios de venta, lucrandose así más rápido, sin importar someter a la población a la miseria, a la sobrevivencia, a la servidumbre, a la esclavitud, a la ignorancia. Sólo unos pocos usufructaran las delicias del robo, saqueo "legal" que se hace a la mayoría. Sin piedad, sin dolor es sometida la mayoría. La elite creyéndose superior, olvida es humana.
Ante la crisis económica, que cuan sunami arrasa a ricos y pobres, la elite descubre de nuevo es humana, ahí... cuan corderos llorosos acuden al Estado, al Pueblo para no dejarlos caer en la miseria.
Con su careta de humildes, escondiendo al lobo, unidos acuden a políticos y gobernantes títeres a cobrarles su deuda contraída. Los títeres comprometidos con la elite, no con el Pueblo, abren las arcas del erario nacional para salvar a estos corderitos de Dios. El Pueblo impotente, sin poder, reprimido, se lo tiene que calar... salvar a la elite a cuenta de profundizar más su miseria, su sobrevivencia.
El Pueblo en bonanza es saqueado; pero igual en crisis es doblemente saqueado por las élites de cada País, las élites unidas de la Orbe, que hacen siempre los pocos se apropien del tesoro de muchos.
Pasa la crisis, la elite que sobrevivió por el despojo a muchos, encuentra a un Pueblo más misero, más pobre dispuesto a ser más vejado, más esclavizado por apenas un bocado de comida. La elite baila y goza su festin puesto por la muerte.
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