21 junio 2010

Amor y enamoramiento. Por Ana María Molina Gavilán

Amor y enamoramiento.
Por Ana María Molina Gavilán


Cuando el amor irrumpe en nuestras vidas es capaz de remover emociones intensas y muchos de nuestros miedos e inseguridades ocultos salen a la luz


El amor es la afinidad entre seres. Este artículo se centra en la etapa inicial del amor entre dos personas o fase de enamoramiento.


Las emociones asociadas al amor tienen una gran fuerza y poder, ocasionando en los enamorados sensaciones muy atractivas e irresistibles.


En la fase del enamoramiento, se suele atribuir a la persona amada valores y atributos idealizados con tendencia a ver sólo la parte positiva y no los defectos.


El enamoramiento nos proporciona una gran fuerza y motivación para hacer muchas cosas. Estamos ilusionados y la vida parece más fácil. Nuestro estado de ánimo sube y por tanto somos capaces de ver lo positivo y estar contentos. Estar enamorado constituye en este caso un gran estimulante para hacer y avanzar.


*La atracción y el deseo de intimidad.*


Surge la necesidad de crear espacios de pareja y encuentros íntimos. Todo es novedad y sorpresa. Súbitamente aparece el deseo de estar en la intimidad con la otra persona y compartir caricias, mimos, y confidencias.


Entra en escena el erotismo y la sensualidad. El deseo de compartir y disfrutar cuerpo y sentimientos. Cobra gran importancia el tacto del cuerpo, las caricias, las miradas, los gestos, las palabras que se susurran al oído.


Se llena la necesidad de sentirse seducido o de sentirse deseada en la pareja. Surge ese deseo como algo irracional, inexplicable y, a menudo, irresistible. El encuentro físico forma parte importante en la expresión de pareja.


*La autoestima y la expresión individual.*


En toda nuestra vida, y en el amor también, es clave cultivar la autoestima personal. Encontrar el equilibrio entre lo que queremos y necesitamos a nivel individual y, a la vez, adentrarnos en el complejo mundo de la pareja conlleva a menudo cierta complejidad.


La autoestima y el criterio propio son muy necesarios para poder expresar y pedir sin miedo a que la otra persona te abandone. Conocerte a ti mismo para saber lo que te gusta y lo que no y poder expresarlo sin miedo a la posible reacción del otro.


Muchas veces, nuestras propias inseguridades hacen que creemos situaciones absurdas y malentendidos y que nos dé miedo pedir y decir lo que sentimos y necesitamos.


Si nos dejamos invadir por el miedo a no gustarle al otro o a que nos abandone, entonces la relación de pareja se convierte en adaptación a lo que el otro quiere con la consecuente pérdida de libertad y de auto-expresión. A la larga no funciona porque nos llena de frustración al convertirnos en alguien que no somos.


Aunque a veces es complicado, resulta clave no dejarnos confundir ni anular por haber encontrado a una persona que nos encanta. La otra persona, si de verdad está interesada, sabrá comprender y valorar nuestros deseos y necesidades, al igual que nosotros los suyos.


*El cuidado y valoración del propio cuerpo.*


A veces, nos cuesta valorar nuestro propio cuerpo. Es el encuentro con uno mismo. Reconocer y observar nuestro cuerpo y ver lo bello que puede resultar. Siempre hay alguna zona que nos gusta, es importante centrarnos en esa zona y las demás, intentar mejorarlas en la medida de lo posible.


Amarte empieza por amar tu propio cuerpo y eso se hace cuidándolo, mimándolo, manteniéndolo activo y armónico. Así el cuerpo brilla y atrae. Cuando uno se quiere a sí mismo se transmite, aumenta el magnetismo personal.


*El afecto y el respeto.*


En la pareja aparece el vínculo de afecto. Se quiere que la otra persona se sienta bien, que esté bien. Surge la alegría del encuentro. La otra persona es alguien con sus propias necesidades e intereses. También necesita su propio espacio, sus amigos, sus hobbies, sus actividades.


Monopolizar al otro no lleva a nada positivo. Está bien querer pasar tiempo con la pareja y compartir. Sin embargo, si no existen espacios por separado llega un momento en que no podemos aportar nada nuevo a la pareja y entraremos en rutina y aburrimiento.


En definitiva, cuando te quieres a ti mismo, te valoras, y te respetas, es más fácil que otro te quiera y te respete. Podrás cambiar de pareja, estar con diferentes parejas a lo largo de tu vida, vivir en solitario, pero lo interesante es que, pase lo que pase y estés con quien estés, te encuentres bien contigo mismo. El amor ha de ser para estar a gusto, sentirte querido, escuchado y apoyado, y no para crear sufrimiento.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Ana tienes mucha razón. Ultimamente, a pesar de lo feliz que he sido, tengo la autoestima por los suelos, y esto, hace que mi comportamiento con los demás sea negativo, incluido con mi pareja. Gracias por tus palabras, y por abrirme un poco más los ojos porque se que no puedo seguir así.