06 febrero 2010

LIBERTAD, vida.

Una camada de gavilanes nace. Con entusiasmo sus padres los crían, mientras se hacen fuertes, crecen sus alas para volar a la vida, a la LIBERTAD.


En su nido al ir creciendo su plumaje, sus alas los gaviluchos juegan, sueñan, aletean, huelen la LIBERTAD, sienten las corrientes de aire que los remontaran a las alturas.


Llega el día en que sus alas llenas de plumas, crecidas los empujan, los incitan a saltar de su nido al vacío, a su medio que con los brazos amorosos, extendidos los recibir.


Uno tras otro los aguiluchos se lanzan a su medio que los espera. Aletean, extienden sus alas y una corriente fresca ascendente los acoge, los abraza, los remonta.


Los aguiluchos superan su temor y con su juvenil energía se deciden a degustar la vida, la LIBERTAD.


Uno, es atrapado por un cetrero, le corta sus alas, lo encierra en una jaula... su LIBERTAD es truncada... llora en su jaula de ORO.

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