propiciadores de odio entre hermanos, de disgregación de la sociedad, de
sembradores de la discordia, de propiciadores de la lucha de clases ¿Qué
hay de cierto en esto? Veamos.
La sociedad tal como la conocemos está dividida en clases, y esta división
no es capricho, ni voluntad de los humanos, es producto de las relaciones
económicas, sucede más allá de los deseos. Ahora bien, la sociedad
dividida, vive en una constante lucha de clases. Las clases marginadas,
excluidas, explotadas, expresan su desacuerdo, su incomodidad, su rebeldía,
de formas diversas, desde la delincuencia, la pugna por los salarios, las
manifestaciones populares, las canciones, hasta el arte, la filosofía, etc.
Cuando esa lucha de clases se eleva a una pugna por tomar el poder, y desde
allí desarrollar los distintos proyectos de sociedad, de nación, entonces,
la lucha de clases se hace política. Y, si producto de esa pugna política,
se produce un desplazamiento de las clases gobernantes que se apropiaban de
la riqueza social, entonces se abre un período donde hay posibilidades de
desarrollar un proyecto de país distinto, se habla, en este caso, de un
período revolucionario.
En Venezuela, con la llegada al poder del Comandante Chávez se abrió un
período revolucionario. Se comprende que la lucha de clases siempre existía
, sólo que ahora se expresa políticamente, con la posibilidad de imponerse
un proyecto de sociedad distinto al proyecto expoliador capitalista.
Analicemos los proyectos en pugna.
Por un lado, está el proyecto capitalista globalizador impulsado por el
imperio, que tiene su mejor ejemplo en el tratado comercial con México,
creador de tales niveles de miseria, que hace necesario la construcción de
una moderna muralla china que aísle a los Estados Unidos de los miserables
que su sistema ha creado.
Por otro lado, está el proyecto del Socialismo Bolivariano y Cristiano que
propugna el Comandante Chávez. Un proyecto que busca integrar a la sociedad
, reconstruir las relaciones sociales en base al amor, construir una
sociedad donde nadie se apropie de la riqueza que pertenece a todos, que
nadie viva en la opulencia a costa de apropiarse de la riqueza social, que
nadie quede excluido, en resumen, que el hombre deje de ser lobo del
hombre.
Queda claro que el proyecto revolucionario es un proyecto de verdadera paz,
la paz con justicia. Un proyecto de inclusión, que no discrimina a nadie,
donde tienen cabida todos los que quieran colaborar en la construcción de
un mundo donde el individuo deje de ser un huérfano en un desierto de
egoísmos.
¡La Patria es el Socialismo!
¡Con Chávez construimos la Sociedad del Amor!
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