La vida transcurre con etapas de rutina, que llevarlas exige paciencia. Aún cuando hay matices. Las ilusión, los sueños son los que motivan el vivír, el hacer vibrar el sentir.
Por eso la etapa de niñez, adolescencia es la mejor etapa. Mil sueños, mil emociones, mil ilusiones, mil inocencias impulsan nuestro vivír. Es un mundo a vivír.
La ilusión del montañista es la cima, eso lo hala, lo anima. Pero pobre sí lo hace en un correr atropellado sin degustar el sendero, al llegar se apagará.
Morir no sólo es físico. Se muere cuando se apagan las flamas de la vida. Amar TODO hace siempre sueños surjan, igual ser alegre, tener humor, ver la BELLEZA.
En la medida uno cavile sus inquietudes, uno potencia la mente a descubrir nuevas ilusiones, nuevos horizontes, a emocionarse, sino eres vivo muerto.
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