Perdí el contacto con mi primer abrigo.
Crecí, mi correr libre en sábana, poco a poco le fueron colocando barrotes para guiarme por camino, para llevarme a un corral donde estaban TODOS.
Valores, principios enclaustraron mis ideas, mi pensar. Perdí la LIBERTAD.
Ahora, dentro del corral, domesticada mi rebeldía, mi correr libre me dediqué a la misión asignada, con mil fardos en mi espalda, que encorvada hace mi vista ya no vea el horizonte, la INMENSIDAD sino apenas el avanzar de cada pie en cada paso.
Moriré, añorando ese sentir del entorno con mi piel desnuda al nacer. Moriré añorando esa libertad, ese correr en sábana amplia, inmensa cuando nací.
Será mi espíritu que gritará de alegría cuando deje mi trasto cuerpo para gozar la LIBERTAD infinita.
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