No es con una cruz en el pecho.
No es con adorar imágenes.
No es con darse golpes de pecho en la iglesia.
No es confesando a un obispo nuestras maldades.
No es rezando mil padrenuestros, mil ave marías.
Así, nunca rescataremos el humanismo, la solidaridad.
Sino entendiendo nuestra interdenpencia mutua con todos los humanos, con todas las especies, con toda la Orbe.
De no entenderlo y el humano no encontrarse a sí mismo y con su entorno terminará en un caos, en un exterminio mutuo.
10 septiembre 2009
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