Cuando lejos estés de tu hogar,
no pienses en él,
pues no vivirás, no sentirás donde estés,
no vivirás, no sentirás tu hogar.
Sólo buscarás entristecer
tu corazón, tu espíritu...
el cuál pide siempre paz, armonía, alegría.
El cobijo de nuestra niñez,
no será el cobijo de nuestra adultez.
Se te inicia
para que luego abras tu propio camino,
atrás siempre tendrás el apoyo,
pero eres tú, sólo tú quién harás tú vivir,
en unión con otros.
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