Los días van pasando, poco a poco, sin prisa ni pausa.
Al súper ocupado, con mil tareas a cuestas, le vuelan. El amanecer en un instante se le hace atardecer.
Al no ocupado, calmado... los días le pasan calmados, dosificados. Los va degustando, sintiendo. Contempla el día en sus facetas horarias.
Los padres miden el trascurrir de los días... en el crecer de sus hijos, en el espejo: viéndose.
Detente día, anda más lento... grita el súper ocupado. Grito que el día no oye, él sigue su trascurrir.
Detente día... grita el anciano... que siente sus últimos días llegan.
Los días miran al humano, de él se ríe pretendiendo alargar sus días de vida.
Como los viva, sienta, disfrute, desperdicie es problema de cada quién. Es su decisión. Solo contados tendrá.
Valmore Vivas
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