Muchos pasan por la vida sometidos y subordinados a dictados morales que nunca siquiera fueron puestos bajo ningún análisis o evaluación.
Ya desde el vientre materno somos moldeados. Nos eligen el nombre, la cultura, la educación y hasta las neurosis o traumas que padeceremos, ni hablar de los mandatos familiares y hasta la profesión que deberemos seguir.
Después continuará la escuela, la religión que (por costumbre) en muchos casos y por no contradecir a alguna abuelita, como ovejas, adoptamos sin la mínima reflexión.
La sociedad devoradora de gente que " debe consumir o producir" nos lleva a su ritmo feroz y poco a poco vamos perdiendo parte de nuestra dignidad, sin darnos cuenta. Tenemos que tener para ser reconocidos y estimados en una sociedad, vaciada de contenido y angustiada por sus propios deseos no satisfechos.
La trampa a la vuelta de la esquina, siempre es la misma. Si no, no me quieren, no soy aceptado, y debo enfrentarme a los dedos acusadores que vienen, de la misma familia y de la misma sociedad.
Muchos pasan por la vida sometidos y subordinados a dictados morales que nunca siquiera fueron puestos bajo ningún análisis o evaluación.
La salida es obturar las cosas dadas, reevaluar dogmas, cuestionar roles fijos, rever amores eternos. Cuestionar es la primera llave de apertura de nuestra consciencia, de la que está unida al alma individual y universal. Sin cuestionamiento no existe el camino que indica la evolución del espíritu.
Muy importante es cuestionarse a uno mismo, a fin de reconocer quien soy de verdad, que de auténtico hay en mi, y que de esa cultura aplastó definitivamente mi verdadero ser.
Por eso, viva cuestionar!
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