La rutina no es una consecuencia necesaria de lo
acostumbrado y repetido, sino de lo que se vive sin
apasionamiento; y los que aman viven apasionadamente
lo repetido y acostumbrado.
No se vence y supera la rutina cambiando de lugar o
de actividad, sino cambiando la actitud ante la
vida.
La rutina no es un resultado necesario del tiempo
que transcurre, sino de tu modo de vivir y de sentir
lo que vives. ¡Los árboles viejos también florecen y
tienen primaveras!
La rutina no está en las cosas, sino en tu corazón.
No es la rutina la que mata el amor en las parejas,
sino la falta de amor la que hace rutinaria la
convivencia.
El árbol se desnuda en el otoño y se viste en
primavera. Siempre lo mismo. ¡Siempre la vida! Y la
vida nunca es rutinaria
Las personas rutinarias se aburren de todo. Los
apasionados lo viven todo intensamente.
René Trossero
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