Encuentro contigo o no.
Cada día al despertar... enseguida te ocupas.
Vas al baño a lavarte la cara, la boca, bañarte o no.
Luego a tus quehaceres te abocas: te vistes, desayunas, sales a trabajar, estudiar o quehaceres de la casa.
Llega la noche... cansado en tu casa... vas y te acuestas a descansar para el nuevo amanecer.
Esas ocupaciones siempre te mantendrán fuera de ti. Trascurre los años y sin darte cuenta "conoces" a medio mundo pero no a ti.
La narcosis ocupacional hace te evadas tú mismo.
Pero tarde o temprano esa narcosis va disminuyendo o se acaba. Ahí, sorpresa, te enfrentas con un desconocido... al cual siempre haz evadido, huido.
Ahí descubres eres un cascarón vacío: frágil, endeble emocionalmente.
Tú mismo te conviertes en tu flageador, torturador. No sabes como no hacerlo.
Es lo que cosechastes al siempre evadirte con tu narcosis ocupacional.
Para llenar ese vacío se requiere fortaleza emocional... la cual los años fueron debilitando y sin ella posible el vacío te ahogue, engulla.
Valmore Vivas
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