Los momentos de la VIDA son únicos e irrepetibles.
Mientras más joven se tome consciencia de ello... más se disfruta, siente el vivir.
Caminar por un sendero se puede hacer calmado o apurado para llegar a la meta.
La meta es inamovible... ella solo espera con paciencia a que el caminante llegue.
Quizás el que apurado lo fue recorriendo... se para en un instante mirando hacia atrás... viendo su vista se pierde en el horizonte de lo mucho recorrido, igual voltea la vista hacia adelante viendo la meta a pasos.
Respira hondo... grita GUAU... ya pronto terminaré el sendero y no hay más.
¡Es el acabose!
Entra en un conflicto emocional. No sabe si reír o llorar. No lo sabe.
Los vítores en la meta se oyen. Son aquellos caminantes que ya la traspasaron y lo animan a llegar. Ahí lo abrazarán, festejarán su llegada... arrastrada o no.
Valmore Vivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario