Desde el risco el águila se lanzó al abismo con sus alas desplegadas.
Las corrientes ascendentes del viento lo atraparon, lo acolcharon en sus alas extendidas.., el vuelo el águila emprendió por las alturas inmensas del cielo azulado, claro, radiante, lleno de mucha luz que el sol radiaba.
Volaba contento, alegre el águila su libertad, su vuelo veloz, su vuelo calmado, su vuelo sereno, su vuelo contemplativo.
Sentía lo fresco del viento acariciaba todo su cuerpo.
Su alegría lo hacia danzar en giros ante los silbidos del viento en las flautas de los riscos.
Desde las alturas todo un inmenso horizonte abajo veía. Todo era pequeño, todo no era gigante, todo lo atrapaba con su vista, todo era maravilloso.
Bajaba, subía en su danzar con el viento.
Aleteando con su alegría, allá muy abajo posada en un árbol estaba una águila. Con su alegría no la notó, pero de pronto la vió.
Curioso, atinó mas su vista para ver si no estaba confundido. Su vista si la descubrió, si, era una águila vistosa con su plumaje, hermosa.., y ahí estaba.., posada en un árbol.
El águila poco a poco empezó a descender de su cielo inmenso, de su cielo infinito, de su cielo libertad.
Rondó en vuelo acercante para llamar su atención, la águila lo vió.., aleteó para atraerlo.., el águila descendió y poco a poco se fue posando en el árbol.
Posado, ambos extendieron sus alas, se inició el cortejo, el picoteo, se fueron explorando.
Saltaron del árbol para en vuelo rasante buscar presas.., se divertían, jugueteaban, cazaban, compartían, comían con inmensa alegría, contentura, se sentían bien.
Un tiempo lo hicieron, mucho se agradaban, pero el águila sentía el llamado, el llamado de los riscos, el llamado de las alturas inmensas, el llamado de las corrientes del viento elevándolo.
Convidaba a la águila a seguirlo, pero ella posada en el árbol, en el vuelo rasante no se motivaba.
El águila estaba en un dilema quedarse en vuelo rasante con su águila o emprender solo hacia el cielo inmenso, infinito que lo llamaba.
Era el cielo inmenso, era las alturas infinitas, era el viento acariciador el alma envolvente del águila, su vida, su entorno natural.., no la copa de un árbol sino los riscos elevados de las inmensas alturas.., donde la libertad es libertad.., donde la vida es vuelo.
El cielo inmenso lo haló.., la águila se quedó posada en la copa del árbol.
11 marzo 2012
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