Ref: Wikipedia: Administración del Tiempo
EL TIEMPO
El tiempo es una simple medida. La percepción de no tener tiempo se debe
a una mala selección o distribución de las acciones realizadas.
Administrar el tiempo realmente significa administrarse uno mismo, de tal
manera que se pueda optimizar el rendimiento del tiempo de que se dispone
ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO
El tiempo es como una gota de agua que se evapora. No podemos
físicamente, capturarlo ni encerrarlo para hacerlo nuestro. La
administración del tiempo es una ilusión, porque nadie puede realmente
administrar el tiempo. El tiempo es una constante. Una medida de
intervalos. Independientemente de quiénes somos o qué estamos tratando de
lograr, el tiempo continúa moviéndose al mismo ritmo. Nosotros
continuaremos usando la expresión “Administrar el tiempo” para
identificar nuestros esfuerzos, para usar nuestros momentos disponibles
con algún significado. Administrar el tiempo realmente significa
administrarnos nosotros mismos, de tal manera que podamos optimizar el
tiempo que tenemos. Significa conducir nuestros asuntos dentro del tiempo
disponible para que podamos lograr resultados más eficaces. Debe tenerse
en cuenta que la eficacia es más importante que la eficiencia. La meta
debe ser el logro de objetivos, no simplemente estar ocupado.
Mucha gente opera bajo la errónea creencia de que tendrían tiempo para
todo, si solo pudieran organizar sus horas más eficientemente. El
resultado es a menudo un intento por realizar sus tareas con más rapidez,
razonando que si pudieran ser suficientemente rápidos, podrían tener
tiempo sobrante. Por supuesto, esto raramente funciona y como estrategia
para usar el tiempo es muy pobre.
Muy a menudo, trabajar con rapidez produce problemas. Trabajando bajo
presión se cometen más errores, hay menos tiempo para pensar, planificar
y reflexionar antes de tomar decisiones para solucionar problemas. Como
resultado, los días comienzan a parecer frenéticos.
Cuando la presión no funciona, a menudo se adopta una segunda estrategia:
trabajar más horas. Todos hacemos esto eventualmente, pero cuando se
convierte en rutina, se generan otros problemas: las horas semanales se
alargan a 50, 60, 70, 80 o más. El tiempo personal va desapareciendo a
medida que se incrementa el tiempo de trabajo. El juicio es menos claro y
problemas que podrían ser resueltos en minutos por una mente fresca, se
resuelven en horas.
Trabajar más rápido y trabajar más horas son estrategias pobres para
administrarnos a nosotros mismos. Sin embargo, mucha gente continúa
creyendo que esos enfoques les permitirán conseguir todas las cosas que
necesitan ser hechas. No se dan cuenta que no importa cuanto hagan,
siempre hay más por hacer, y deben tomar duras decisiones de prioridades
y tener el coraje de seguir las decisiones con acciones.
El tiempo es una paradoja. Nos parece que no tenemos suficiente tiempo y
sin embargo tenemos todo el tiempo que hay. No importa cuanto hagamos,
siempre hay alternativas interminables para invertir el tiempo. La
solución a esta paradoja, entonces, es enfocarse primero en las cosas más
importantes, en la seguridad de que siempre habrá tiempo suficiente para
las cosas que realmente es necesario hacer.
Una vez que hayamos aceptado el hecho de que no podemos hacer todo y
dejemos de actuar como tal, habremos dado un paso muy importante hacia
una efectiva administración de nuestro tiempo. Identificar las
prioridades se convertirá en un problema menor.
Como un recurso, el tiempo nos presenta otra paradoja: si no lo usamos,
desaparece de todas maneras. En consecuencia, la calidad de este recurso
depende de lo bien que lo usemos. El conocimiento de que estamos
desperdiciando este recurso tan personal cuando no lo usamos debidamente,
debería ser suficiente para decidirnos a invertir el tiempo de mejor
manera.
22 agosto 2009
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