@MalaFama1981
7 Lecciones tan poderosas que (si las conoces) pueden cambiarte la vida.
Estamos hechos de nudos. Y estos nudos, a su vez, están hechos de personas y circunstancias. Así que somos una red infinita de relaciones interpersonales, tan compleja que resulta abrumadora. Por si fuera poco, la complejidad actual aumenta a medida que avanza el desarrollo del mundo y se interconecta a través de la tecnología. Por eso hoy quiero compartir con vosotros siete lecciones atípicas que he aprendido gracias a esta creciente complejidad a lo largo de los años en este mundo digitalizado que he visto nacer y evolucionar desde el primer Mac hasta ahora que acabamos de entrar en la realidad virtual. Empecemos.
1. Tú no eres tú; hay un tú diferente para cada persona con la que interactúas.
No hay dos personas que lean el mismo libro, vean el mismo cuadro o escuchen la misma canción porque cuando experimentas algo, lo haces con tu vida a cuestas.
Tu experiencia vital está relacionada con lo que ves, oyes, tocas, hueles o saboreas, lo que te hace sentir de forma diferente a otra persona que ve, oye, comunica u huele lo mismo.
Y esto se aplica a nosotros como individuos.
Tienes que entender que no todos los que interactúan contigo ven en ti a la misma persona.
Eres una persona diferente para cada persona que se cruza en tu vida porque tienen una vida, condicionada por su entorno y cultura, que les hace tener prejuicios y afinidades que proyectan en cada interacción social.
Debes ser consciente de que no eres sólo tú; eres tantas personas como con las que interactúas.
Eres una persona diferente para tus padres que para tus jefes o tus amigos.
Además, nadie puede llegar a conocerte porque sólo puede experimentarte a través de sus experiencias vitales previas, y cada uno tiene las suyas.
Así que, por favor, no te enfades cuando alguien te malinterprete porque lo que ocurre es que su versión de ti es diferente a la del resto.
Un libro no puede gustar a todo el mundo. Encuentra a su público.
2. La rutina no existe, todo es diferente cada día, aunque parezca lo mismo.
Aunque todo parezca igual, no lo es. Nada es igual. No eres el mismo que ayer porque el tiempo ha pasado, las circunstancias han cambiado y has envejecido y adquirido experiencia.
Por eso, cuando te enfrentes cada día a la misma tarea, no la harás igual aunque te parezca igual. La harás con un 1% más de pereza si no te gusta la tarea o con un 1% más de eficacia si te motiva lo que haces y quieres mejorar. Pero nunca vivirás dos veces el mismo día.
Y esto es importante porque que algo no funcione hoy no significa que no vaya a funcionar mañana. Léelo de nuevo.
Porque todo cambia, el entorno cambia, las necesidades cambian y los tiempos varían. Tú cambias.
3. Ser consciente de tu fragilidad te hace fuerte.
Los estoicos aconsejan pensar en la muerte como un método para mejorar la vida.
Pero si quieres un chute de adrenalina que inunde de motivación cada centímetro de tu ser, necesitas ser consciente de tu fragilidad, que no es necesariamente ser consciente de tu muerte.
Imagina a un padre primerizo. Un día interioriza que ya no está solo; ahora tiene otro punto débil: su hijo. Y esta fragilidad le hace fuerte. Mil preocupaciones pasan por la cabeza del nuevo padre: "Que no le pase nada a mi hijo", "que esté siempre sano", "que sea feliz", "que no le hagan daño", "que no pierda mi trabajo para poder mantenerlo", "que no me pase nada para que no se quede huérfano".
Ser consciente de tu fragilidad te hace ponerte las pilas. Dejas de procrastinar; dejas de posponer las cosas que sabes que tienes que hacer, dejas de preocuparte por tonterías y te hiper centras absolutamente en lo esencial.
Descubre tu lado vulnerable. Y aprenderás a dejar de procrastinar, a renunciar a ti mismo si es necesario porque estás comprometido con algo más sustancial. Y eso te hará imparable porque descubrirás tu capacidad de sacrificio.
4. La persona enamorada es paranoica; cree que todo le habla (y es verdad).
Enamórate de la vida y la vida se enamorará de ti. Empezarás a detectar oportunidades, soluciones y salidas a tus callejones sin salida.
La emoción es combustible. Y ese combustible te ayuda a avanzar.
Pero como en la vida, hay muchos tipos de energía.
La ira te ayuda a luchar por las injusticias que soportas. —Pero te ciega.
El amor, en cambio, te hace estar atento y agradecido. —Y eso abre las puertas y ventanas del mundo. Dejas de vivir en la oscuridad, y todo se ilumina. El amor es la fuerza más poderosa que existe. El amor te permite perdonar, salir de esa depresión, cerrar ciclos y avanzar en la vida.
Si consigues enamorarte de ti mismo, serás capaz de modificar tu entorno a voluntad, creando una ciudad, un territorio alternativo al que perciben los demás. Esa misma ciudad que para otros es gris y desigual para ti puede convertirse en un hogar lleno de bendiciones.
Habita con amor los lugares que te gustan y te hacen sentir bien, y tu realidad cambiará automáticamente porque tu entorno cambiará aunque vivas en una ciudad complicada y llena de problemas.
La vida que vives, al fin y al cabo, es una vida que inventas y crece dentro de ti.
Todo es percepción, incluso las personas con las que compartes tu camino.
Idealizas o demonizas las cosas en tu interior; alteras la sustancia de la realidad en función de tu estado de ánimo.
No somos parciales, y eso puede ser no sólo una desventaja, sino también una ventaja. Gracias a ello puedes elegir hacer que el mundo, la realidad, que crece dentro de ti sea mucho más amable de lo que es.
5. Desprenderse de los deseos
A veces anhelamos algo que, en lugar de atraerlo, alejamos.
Hay que dar espacio y parecer no necesitado.
¿Quién va a comprar algo que todo el mundo puede tener? Tienes que parecerte a ese deportivo que parece gritar a los clientes que lo ven en el concesionario: "Si tú no me compras, otro lo hará. Soy único. Exclusivo".
Y eso sólo se consigue con calma y confianza en uno mismo.
A veces hay que desprenderse de las cosas (y de las personas), perderlas para que vuelvan a ti por voluntad propia.
Epicteto, hace más de dos mil años, dijo: "Recuerda que en la vida debes comportarte como en un banquete. Algo viene a ti al pasar: extiende la mano y sírvete moderadamente. Pasa: no lo retengas. Aún no ha llegado: no muestres tu deseo y espera a que llegue a ti.
El mejor cazador es el que permanece inmóvil, esperando a que la presa caiga en la trampa.—
La persecución suele conducir al gasto de energía y a la derrota.
Riquezas, parejas románticas, viajes que quieres hacer, sueños, amigos y oportunidades profesionales se abrirán ante ti si entrenas el desapego.
La decepción es como un puñal que se clava en tu cuerpo, drenándote de vitalidad cada vez que la realidad no cumple tus expectativas. Deshazte de ella y tendrás más energía para seguir trabajando y perseverando. Y nunca olvides que el que la sigue la consigue.
Así que no seas ansioso, no alejes lo que quieres siendo impaciente. No reveles tus cartas antes de que acabe la partida.
El cazador experimentado espera a que la presa esté a su alcance antes de abalanzarse sobre ella porque sabe que, si no, escapará de sus garras.
Así que no te impacientes; espera el momento oportuno y entonces ataca con todo.
Así conseguirás tus objetivos en todos los ámbitos de la vida.
6. La gente vive en tiempos diferentes.
Para ti es tiempo de cosecha; quizá para otra persona sea tiempo de siembra o de barbecho para que la tierra se regenere. Y esto hace que surjan todo tipo de incompatibilidades sutiles en las relaciones, que alejan a las personas sin que las partes se den cuenta.
Si quieres entender la vida del otro, te toca convertirte en un viajero del tiempo. No te preocupes; no necesitas una máquina del tiempo; basta con que sepas utilizar la empatía para saltar de tu dimensión a la dimensión espacio-temporal de la otra persona.
Tienes que entender que muchas veces nuestras prioridades nos hacen pertenecer a otro tiempo, a otra dimensión, y es como si viviéramos en planetas distintos.
Yo estoy en las antípodas del tiempo en el que viven los veinteañeros. Es como si esa gente viviera en Júpiter y yo en Marte. Tenemos prioridades diferentes, vidas diferentes y otros tiempos. La única forma que tengo de comunicarme con ellos es haciendo un esfuerzo por ponerme en su lugar.
Comprender los tiempos de los demás es uno de los principales objetivos de la publicidad. Por ejemplo, convierten cada anuncio y cada videoclip en una representación del tiempo de un objetivo o cliente concreto.
Yo no entiendo el reggaeton (mi tiempo es otro, soy de los ochenta). Aun así, muchos anuncios de hoy en día utilizan esa estética para vender sus productos a veinteañeros.
Publicidad que sabe aparentar estar en la onda -en el tiempo- de cada persona y hablarle en su idioma. Si lo consigue, logra comunicar lo que intenta vender, y si logra convencer, se produce la venta.
Por tanto, el trato se produce por identificación. Y ahí está la clave.
Tiene que parecer que estás alineado con sus tiempos.
En conclusión, si necesitas algo de alguien, tienes que transportarte a su dimensión, vivir su propio tiempo y hacer que esa persona se identifique contigo para conseguir lo que necesitas de ella.
Sin identificación, no hay entendimiento entre las partes.
7. Mitología personal
Se necesita un pasado, una narrativa para que una relación -amorosa o de amistad- funcione y prospere.
Te ayudaría tener códigos, anécdotas, momentos intensos, situaciones divertidas e incluso haber compartido algún episodio embarazoso del tipo: "¿Te acuerdas de aquella vez en el parque de atracciones cuando le diste un puñetazo al actor que hacía de Freddy Krueger? Me meé de risa".
Todo esto conforma la mitología personal. Y se acompaña de códigos, un lenguaje lleno de apodos, diminutivos y bromas privadas que sólo conocen los componentes de esa relación.
Esto la hace íntima, exclusiva y única. Y, por tanto, la fortalece.
Si empiezas una amistad o una relación amorosa y no sabes qué hacer para fortalecer el vínculo, invierte en experiencias. Lleva a esa persona al parque de atracciones para que viva situaciones de peligro controlado. Esos momentos pasarán a formar parte de vuestra mitología. Intenta tener una canción en común con esa persona, una broma privada, fomenta la confianza e incluso utiliza apodos y diminutivos.
Todo ello fortalecerá y solidificará la relación, aumentando su durabilidad y permanencia en el tiempo.
Un abrazo virtual
—Malafama1981
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