La cúpula rápidamente declaró que Cristo no era socialista, lo que es una deformación burda de todas sus enseñanzas y de su vida. Urosa, descendiente del Sanedrín que entregó a Cristo para que lo crucificaran, heredero de Caifás y no de Pedro, urosa se rasgó las vestiduras desmintiendo al cura honesto, cristiano de verdad, que reconoce en el Nuevo Testamento, en el Libro de los Hechos, las líneas centrales del Socialismo y de esta Revolución Bolivariana.
La postura no es nueva: la historia ilustra cómo la iglesia "cristiana" fue usurpada por los anticristianos y la pusieron al servicio de los intereses de los mismos que lo condenaron a la crucifixión. Esa es la lamentable historia de esta iglesia: arriba una cúpula que bendijo los tanques de Hitler y, en contraste, unos creyentes, la cristiandad, que con heroicidad mantiene en alto el ideal cristiano. Ejemplos desbordan: Madariaga, Camilo Torres, Monseñor Romero, Padre Angelelli, las catacumbas cristianas, emblema de la resistencia de los cristianos al imperio romano, el comportamiento heroico de los cristianos en los campos de concentración nazis, etc.
"Con la iglesia hemos topado" dijo el Quijote, y es así, cada vez que la causa de la justicia cabalga, se topa con la alta jerarquía de la iglesia.
Urosa dice que la iglesia no debe meterse en política. ¡Mentira! La jerarquía todos los días ataca a la Revolución , y sabemos de su participación en las conspiraciones. Todavía está fresca la imagen de ugalde en la quinta esmeralda proclamando el golpe de abril.
Lo que piensa urosa y lo oculta, es: "la iglesia no debe meterse en política en el bando de los humildes, debe hacer política para defender a los explotadores, a los mercaderes del templo". Su práctica lo delata.
Las Revoluciones tienen una virtud, develan realidades, y esta Revolución nuestra está develando la verdadera textura de la llamada iglesia: su lucha interna, su deformación del mensaje de Cristo, y su uso para engañar a los humildes y favorecer a sus verdugos.
El enfrentamiento que la jerarquía eclesiástica tiene con la Revolución, su odio, es el mismo odio que el Sanedrín, la cúpula religiosa de la época, tuvo a Cristo, y es el mismo que aparece cada vez que los humildes intentan redención. No hay registro histórico de un movimiento emancipador, redentor, que no se haya topado con la cúpula de la iglesia.
El Libertador tuvo que enfrentarla en la aurora de la Independencia , aún allá al costado de la Catedral de Caracas retumban las palabras de Bolívar refutando a la jerarquía que intentaba levantar a Cristo contra la Independencia.
La batalla de Cristo por la redención de los humildes es, sin duda, socialista. Comenzó en Galilea y tiene su continuidad en los Cristianos Primitivos y los movimientos que "con los pobres de la tierra echan su suerte", es el alma de la Revolución Bolivariana. Seguiremos avanzando por encima de las manipulaciones y mentiras.
¡Con Chávez Siempre… Lealtad!
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