Mucha gente vive su vida como profesores de lengua. Esa es la clase de vida más falsa. La realidad no necesita de lenguaje alguno; está a tu alcance a un nivel no verbal.
La luna está ahí, no necesita ni de cubo, ni de agua, no necesita de medio alguno. Solamente has de mirar hacia ella. Es una comunicación no verbal. La totalidad de la vida está disponible; solamente has de aprender a comunicarte con ella de un modo no verbal.
De eso es de lo que trata la meditación. Del estar en un espacio donde el lenguaje no interfiera, donde los conceptos aprendidos no se interpongan entre tú y lo real.
Cuando ames a una mujer, no te preocupes por lo que los demás han dicho sobre el amor, porque esto se convertirá en una interferencia. Amas a una mujer, el amor está ahí, olvídate de todo lo que has aprendido sobre el amor. Olvídate de todos los Kinseys, de los Masters y los Johnsons, olvídate de los Freuds y de los Jungs. Por favor, no te conviertas en un profesor de lengua. Simplemente ama a la mujer y deja que el amor exista y deja que el amor te muestre sus más recónditos secretos, sus misterios. Entonces serás capaz de saber lo que es el amor.
Millones de personas hablan del amor, conocen toda la poesía que existe sobre el amor, pero nunca han amado. O incluso aunque piensen que estuvieron alguna vez enamorados, nunca se enamoraron. Eso también fue algo «cerebral», no fue del corazón.
La gente vive y sigue perdiéndose la vida.
Se necesita valor. Se necesita valor para ser realista, se necesita coraje para ir con la vida dondequiera que te lleve porque los caminos no están cartografiados, porque no existen mapas.
Uno ha de penetrar en lo desconocido.
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