05 octubre 2020

Reflexión 652

Reflexión 652

El prostíbulo

Está en las afueras de la ciudad. Era una gran mansión a todo lujo, opulencia.

Lo dirigía una matrona. En él reclutaba mujeres jóvenes, bonitas, sensuales, esbeltas. No se permitía mujeres adultas, feas, gordas, grotescas.

Los visitantes eran hombres acaudalados, ricos dispuestos a gastar, pagar por los servicios de primera se les ofrecía.

Las jóvenes disfrutaban de un vivir lujoso, ostentoso, opulento. Sus servicios se vendían a un precio alto o muy alto.

Para disfrutar de ese buen vivir las jóvenes tenían que estar dispuestas a todo sirviendo a los hombres requerían de ellas.

Quien se negara... simple... no servía para estar dentro del prostíbulo... y tenia que irse.

En la ciudad muchas jóvenes bonitas, esbeltas, sensuales envidiaban la opulencia de las jóvenes trabajadoras del prostíbulo.

Algunas se atrevían a conversar con la matrona para ser contratadas. La matrona les leía muy bien la cartilla de reglas dentro del prostíbulo.

Algunas se iban. Otras se quedaban animadas por el lujo se les ofrecía vivirían.

En su primera noche... vestidas con un atuendo elegante, sensual a los hombres era presentada. Surgía una subasta... por ser su primera noche.

El hombre que ofreciera mayor precio con ella se acostaría.

Oh, gran sorpresa se llevaba la joven... tener que acostarse con un hombre toda la noche... sin saber nada de él... y con mil antojos querer hacer... sin poder protestar.

Noche amarga... no tan grata, gozosa como creía. La noche eterna se hacía... no veía la hora en que amaneciera.

Al nuevo día... respiró hondo... mientras la noche de nuevo llegaba... donde le esperaba volver a acostarse con uno, dos o tres hombres mas. Y así seguiría muchas noches mas... de un hombre tras otro.

Pasados unos meses... ya con la ilusión que llegó, apagada... y absorbida en una rutina autómata... sintió asco, repugnancia de si misma. El lujo, ostentación ya no la vislumbraba, emocionaba... eran simples objetos, adornos fríos... se sentía vacía de amor, querer... se sentía como un objeto, cosa usada y luego desechada.

Decidió... salirse del prostíbulo. En la ciudad ya... se sentía libre... pero hueca, vacía, indigna, usada. En la ciudad andaba con la cabeza gacha... muchos hombres sabían quien fue, como con ella se acostaron por un precio.

Moraleja

1. Si ves un charco de miasma... adornado, perfumado con flores... y presumes que es... no te lances a chapotear en él.

2. Si te lanzas... inocente... pagarás muy caro tu inocencia.

3. Si te lanzas consciente que el charco es de miasma... simple... nada en él... pues no vas a lograr el charco no sea de miasma.

Valmore Vivas 

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