es la esencia de la convivencia humana,
pues el otro, los otros
igual nos tienen que tolerar.
La mayoría cultiva su ego,
creyéndose la verga de triana,
cerrando las puertas, las ventanas
que ventilan su mente, su saber.
Cuan presos
se enclaustran en su cárcel, en su cuchitril,
en su cúpula de vidrio.
Su cúpula es su mundo,
sin darse cuenta
cuan frágil es
ante el entorno que lo rodea.
La armonía, la calma
se cultiva con la tolerancia,
con el escuchar al otro, a los otros,
con desmontarnos de nuestro pedestal de hielo.
La soberbia
cierra puertas, ventanas
a la brisa fresca
del entorno vida.
Valmore Vivas
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