De pronto algo hace agachemos la cabeza, nos invade la pesadumbre.. ya no vemos la cima.
Ahí, justo en ese instante se requiere florezca toda nuestra fuerza interna para poco a poco volver a ERGUIR nuestra cabeza para volver a tomar el entusiasmo por la vida, el aliento por conquistar el cielo.
Jamás, mientras tengamos aliento de VIDA... nos desalentemos.
Hay mucho por dar, hay muchos que nos quieren, nos necesitan a su lado de grata compañía.
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