La vida, la existencia pende de un hilo, cuan condenado a la horca con soga al cuello, pedimos no se abra compuerta del calapso. Es la muerte.
Toda la existencia sea humana, sea de la tierra está a la expectativa que pueda llegar a ocurrir en el entorno, sea por fenómenos naturales catastróficos, sea porque un loco desate el acabose, en un pais, en toda la orbe.
Al visualizar esta situación, se siente cuan débiles, minusválidos todos somos. Reflexionamos sobre nuestro actuar hacia los demás, hacia el entorno y quizás estamos abonando para que se acumule la tormenta, que en cualquier instante puede desatarse con furia, sin clemencia.
Ahí, todos con llanto piadoso, de sufrir pediremos clemencia sin que nadie venga en nuestro auxilio, pues los no afectados se alegraran no fueron ellos, sin darse cuenta mañana la tormenta igual regara sus dardos de dolor, sufrir.
Una reflexión.
11 abril 2009
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