14 noviembre 2010

"Tu vida es la que tú haces". Por Frank Ajeno

"Tu vida es la que tú haces"


En la medida que te quieres a ti mismo y haces lo que gusta,
establecerás objetivos e ideales a alcanzar que sean altos, retadores
y sustanciosos. El autoamor y la autoaceptación hacen que te sea más
fácil llegar a conocerte y a comprenderte. Tus logros duraderos, tu
autoexpresión y tu autorrealización en la vida están ampliamente
mediatizados por el amor incondicional que sientas hacia ti mismo y
hacia los demás.

Si te amas y te respetas a ti mismo y te crees capaz de llevar a cabo
grandes cosas, lo más seguro es que consigas mucho más que si dudaras
o no creyeses en tu potencial personal. Si esperas lo mejor de ti y de
los otros rara vez serás defraudado. Si optas por pensar ideas
cariñosas sobre ti y los demás, «desarrollas» más relaciones afectivas
en todos los ámbitos de la vida.

La autoestima y el autorrespeto son las cualidades fundamentales de la
personalidad genuinamente sana. Todo lo que hagas tendente a aumentar
tu autoestima contribuye asimismo a hacerte más feliz. Puedes hablar
positivamente contigo mismo todo el tiempo. Puedes visualizarte como
la excelente persona en la que te podrías convertir.

Puedes llenar tu mente con mensajes positivos de esperanza e
inspiración. Puedes juntarte con gente alegre, optimista y con
aspiraciones. Puedes organizar todos los aspectos de tu vida en el
sentido de reforzar todos los buenos sentimientos que tengas con
respecto a ti.

Cuanto más te agrades o te quieras tú mismo, más te agradarán y
querrás a los demás. La suma de amor y de respeto que tienes para los
demás y los que éstos tienen contigo está en proporción directa al
amor que te tienes a ti mismo.

Si haces y dices cosas que sean congruentes con el hecho de quererte a
ti mismo, no pasará mucho tiempo sin que te sientas realmente positivo
y cariñosos contigo mismo.

Tienes que estar dispuesto a aceptarte incondicionalmente a ti mismo,
sin importarte lo que anteriormente hayas hecho o dejado de hacer.
Puedes elevarte por encima de ti y apreciar objetivamente tus
cualidades y atributos especiales.

Puedes resaltar tus puntos fuertes e ignorar las áreas en las que no
despuntas del resto. Puedes gustarte y respetarte exactamente como
eres y no como te agradaría ser algún día. La base de la autoestima es
la autoaceptación.

Pues construir tu autoestima y tu sentido de valía personal asumiendo
la plena responsabilidad de tu vida y de las consecuencias de todas
tus acciones. Cuando llegas a convertirte en un individuo autoconfiado
y autorresponsable , dejas de culpar o criticar a los demás o de
preparar excusas por cosas de tu vida que no te gustan.

Te dedicas a mejorar aquellas áreas en las que eres infeliz en lugar
de malgastar tus energías creativas elucubrando excusas o culpando a
los demás de tu situación. Para que exista un alto nivel de
autoestima, autoamor y efectividad personal, es fundamental que haya
previamente un sentido de alta autorresponsabilidad. Todas estas
actitudes interactúan y se refuerzan entre sí.

Puedes establecerte metas que valga la pena conseguir. El propio hecho
de fijarte un objetivo interesante eleva tu autoestima. Mejora tu
autoconcepto. Sólo una persona que se gusta y cree en sí misma, se
atreverá a anotar una meta cuya consecución sea emocionante.

Y el simple hecho de anotarla por escrito hará que incluso aumente tu
autoamor y tu autoconfianza. La propia acción de establecer una meta
es el punto de partida para convertirte en la clase de persona que
quieres ser. Es la clave para hacerte con el control de tu vida y
sentirte orgulloso contigo mismo.

Cuidándote bien físicamente adquieres autoestima. Cuanto mejor te
cuides, mayor autorrespeto y autoamor tendrás. Estos sentimientos se
contagiarán a tus relaciones con los demás. Cuanto te tratas bien,
tratarás bien a los demás.

El modo más rápido de disparar hacia arriba tu autoestima, es repetir
simplemente «Me gusto, me gusto, me gusto» una y otra vez, cincuenta
veces, cien veces al día, hasta que logres insertar el mensaje en lo
más hondo de tu subconsciente. Y llega el momento en que tu
subconsciente acepta por entero esta orden como si fuese una de tus
instrucciones operativas.

Entonces será cuando notes la diferencia. Tu lenguaje corporal, tu
actitud, tu expresión facial y tu tono de voz cambiarán a mejor. Te
sentirás más positivo y entusiasmado con todo lo que hagas. Serás
«programado» para que te sientas bien contigo mismo.

La mayoría de la gente nunca extiende el concepto de amor a ellos
mismos y a sus autosentimientos. La principal causa de fracaso y de
infelicidad en la vida es la baja autoestima. Debido a su baja
autoestima, la gente se preocupa totalmente de ella misma y de sus
propios sentimientos y se olvida de los sentimientos de los demás.

Una vez que la persona se quiere a sí misma, su tendencia natural es
entonces proyectarse hacia fuera y hacer objeto de su cariño y cuidado
a los demás seres. Es el sello de la persona sana y feliz.

Si te sientes particularmente satisfecho contigo mismo, tendrás un
sentido más acusado de la amabilidad, paciencia y amistad con respecto
a tus semejantes, aunque éstos sean completamente extraños. Si te
sientes por algún motivo bienaventurado, instintivamente tratas de
buscar a alguien que sea menos afortunado a fin de echarle una mano.

El autoamor te hace más generoso y magnánimo en todas tus acciones.
Cuanto menos amor expreses, menos amor tendrás para ti mismo. Si no
expresas amor en absoluto, te replegarás en ti mismo ...y te
convertirás en un ser irascible, crítico e infeliz.

El antídoto para los sentimientos de miedo, duda y baja autoestima es
salir y buscar a alguien a quien puedas ayudar, alguien a quien puedas
expresarle tu amor. La mejor cura que hay de la infelicidad es hacer a
alguien feliz.

Muchas personas ven esta cuestión desde la otra orilla. Cuando se
sienten infelices o no queridas, creen que la solución está en alguien
que las haga felices, alguien que las quiera y que les solvente todos
sus problemas. Sin embargo, el amor es algo que tú elaboras. El amor
tiene su expresión en la conducta positiva y constructiva que se tiene
hacia otras personas.

Si aprendes a expresar el amor, no tendrás ningún problema en recobrar
el amor perdido y a la postre llenar tu vida con él. Te enteras de la
cantidad de amor que tienes en la vida, conociendo la cantidad de amor
que das a los demás. ¡Tenemos que ser generosos!

Tú no puedes cambiar el mundo, pero puedes hacer que el mundo tenga
una mejor persona: tú mismo. Puedes ponerte a trabajar sobre ti mismo
para hacerte la clase de persona que admiras y respetas.

Todo lo que hagas para quererte y respetarte, aumentará tu capacidad
para dar amor a los demás. Siempre que hagas o digas algo bondadoso o
cariñoso a otra persona, incrementarás la cantidad de amor que te
tienes a ti mismo. La acción, por tanto, es recíproca. Una genera a la
otra y viceversa.

El amor es el principio y el fin. El propósito de tu vida es llegar a
ser una persona totalmente afectiva. La vida es el estudio de la
atención. Es cuestión de prioridades, de elecciones. Tu vida es la que
tú haces mediante las prioridades que estableces y las cosas que
eliges para centrar en ellas tu atención. Tu misión es vivir con
alegría y esto es sólo posible colmando tu mente con ideas de amor,
misericordia y perdón.

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Fuente:

Entre tu y yo

En

http://ajenony.peperonity.com/


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Valmore Vivas
04166846906

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