Reflexión 990
Las opiniones
Son como el perfume que se guarda en un frasco diminuto... presto a agradar o no a quién lo huele o unte al destaparlo.
Son el acervo de vivencias guardadas dentro del SER que las ha vivido, sentido. Vivencias que se comparten con otros como orientaciones, guías, enseñanzas, alertas, puntos de vista sin pretender imponerse. Bien o mal recibidas serán en otros. Natural, pues quien las oye, lee quizás quiera saberlas o no. Creer las necesita o no.
Posturas cada quien asume en la vida, a lo largo de su existir... cultivadas por sus experiencias de vida. Unos son cerradas, otras son abiertas.
Las cerradas aislan... crean murallas a las opiniones ajenas. Es creerse auto suficiente. Craso error antinatural. Unos a otros somos interdependientes.
Las abiertas sociabilizan... alimentan el saber, conocimiento... aprender de otros, de sus vivencias. Vivencias que en un momento determinado pueden hacer ver detalles que jamás se nos hubiese ocurrido.
Hay saberes intelectuales y experimentales. Ambos son valiosos. A ambos se debe ser abierto a oirlos.
Un profesional aprende leyendo. Un obrero aprende haciendo. Son uno mente y el otro manos. Lo que un profesional sabe no lo sabe el obrero e igual lo que un obrero sabe no lo sabe un profesional. La unión de ambos saberes... nutre al sabio. ¿Cómo? Simple, creando entre ambos puentes de comunicación de un ir y venir mutuo. Para ello se requiere ser humilde, abierto, empático, interdependiente, comunicativo en expresarse y recibir con respeto mutuo.
Valmore Vivas
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