Una bruja mantenía cautivos, temerosos a los pobladores de una Comarca.
El ego crecido de la bruja le hacia prepotente, mordaz, maligna.
El ego crecía por el miedo que los pobladores le tenían.
Un día,
llegó a la Comarca un Maestro,
observó el temor de los pobladores,
el ego de la bruja.
El Maestro pudo convencer a los pobladores y les dijo como eliminar su temor a la bruja.
Todos gritaron:
- ¿Cómo Maestro?
El Maestro respondió:
- IGNORÉNLA.
Todos acataron al Maestro,
voltearon su espalda a la bruja
y se alejaron de ella.
La bruja,
poco a poco,
fue desinflando su ego,
su poder se esfumó,
se extinguió.
Los pobladores
LIBERADOS de su temor,
la luz los iluminó.
El poder de pocos reside en el temor de muchos a éstos.
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