Desde niñez nos van creando una muralla imaginaria a nuestro actuar.
Con ella vamos construyendo los barrotes de nuestro claustro que encierra nuestro comportar, que lo acartona.
Atreverse a salir de la cárcel.., da temor.., y con ello dejamos de salir a nuevas luces, a nuevas vivencias, a nuevas emociones, a nuevos sentires.
Simple.., almidonamos, acartonamos, rigidizamos nuestro ser.
En la vida se debe ser bambú.., enraizado profundo y flexible al cielo su tronco, su tallo, sus ramas, sus hojas.
14 octubre 2011
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