Si el Socialismo fracasa, si estos intentos naufragan, si la posibilidad que somos no tiene éxito, entonces vendrá una etapa de profundo desconcierto, resignación, desencanto, abulia y desespero. Y el capitalismo, más salvaje que nunca, envalentonado, tendrá vía libre para depredar al país y engullir al planeta.
Siempre que una posibilidad revolucionaria es frustrada, las peores versiones, las más viles formas del capitalismo, avanzan. Fue así en la Chile de Allende y en la Venezuela del 23 de Enero de 1958, y así es en China y en Rusia.
Nosotros somos hoy la barrera de contención del capitalismo, si fracasamos, no sólo sufrirá el país, se abrirán de par en par las compuertas del infierno y se desbordará el odio y el egoísmo sobre todo el planeta.
Es importante estudiar, precisar, qué pasará en el futuro inmediato si el Socialismo fracasa, si no consigue superar a sus enemigos de todos los pelajes y todas las ubicaciones.
Un buen método para tratar de vislumbrar nuestro futuro es fijarnos en el tránsito de los países hermanos que han intentado construir dentro del capitalismo un mundo más o menos feliz, más o menos viable.
México es un buen ejemplo, con sus niños cantando canciones infantiles, tendidos en el suelo evadiendo los proyectiles del narcotráfico. Pero también Colombia, con una oligarquía que practica contra su pueblo un genocidio que ya dura más de medio siglo. Y también Europa, girando desesperada hacia el fascismo, buscando en el odio la respuesta a la crisis que el odio creó.
Y si queremos más precisión podemos hablar de los mismos Estados Unidos, con su inmensa deuda y su economía despilfarradora que se sostiene a costa de la sangre y el sudor del resto del mundo. O de china con su moral destartalada, con sus hijos dementes vendiendo, literalmente, partes de su cuerpo para comprar los productos superfluos surgidos de fábricas que exprimen a los obreros chinos, todo para enriquecer a unos pocos privilegiados y al capitalismo mundial.
Fácil deducir de este cuadro las consecuencias que sobre el país tendrá un fracaso del intento Socialista. Veamos.
La inseguridad alcanzará escenarios inéditos para nosotros, el crimen organizado disputará la hegemonía al Estado capitalista y, en esta guerra entre pillos, la sociedad será la víctima. La mexicanización y colombianización de la sociedad pondrá en peligro a la existencia de la Nación.
La privatización brutal de la economía llevará al país a territorios de miseria nunca vistos y el pueblo frustrado, aturdido, será controlado por una horrorosa represión. Vendrán días de oscuridad.
Es así, pocas veces una sociedad ha tenido la responsabilidad de decidir su propia suerte y, al hacerlo, decidir el destino del Continente y el futuro de la humanidad, como la sociedad venezolana hoy.
Debemos percibir el compromiso en su magnitud global y hacer esfuerzos por trasladar a la sociedad la grandeza del reto. Sólo así podremos acumular la conciencia necesaria para sobreponernos a las dificultades del camino hacia el existir.
¡Con Chávez más resteaos que nunca!
Siempre que una posibilidad revolucionaria es frustrada, las peores versiones, las más viles formas del capitalismo, avanzan. Fue así en la Chile de Allende y en la Venezuela del 23 de Enero de 1958, y así es en China y en Rusia.
Nosotros somos hoy la barrera de contención del capitalismo, si fracasamos, no sólo sufrirá el país, se abrirán de par en par las compuertas del infierno y se desbordará el odio y el egoísmo sobre todo el planeta.
Es importante estudiar, precisar, qué pasará en el futuro inmediato si el Socialismo fracasa, si no consigue superar a sus enemigos de todos los pelajes y todas las ubicaciones.
Un buen método para tratar de vislumbrar nuestro futuro es fijarnos en el tránsito de los países hermanos que han intentado construir dentro del capitalismo un mundo más o menos feliz, más o menos viable.
México es un buen ejemplo, con sus niños cantando canciones infantiles, tendidos en el suelo evadiendo los proyectiles del narcotráfico. Pero también Colombia, con una oligarquía que practica contra su pueblo un genocidio que ya dura más de medio siglo. Y también Europa, girando desesperada hacia el fascismo, buscando en el odio la respuesta a la crisis que el odio creó.
Y si queremos más precisión podemos hablar de los mismos Estados Unidos, con su inmensa deuda y su economía despilfarradora que se sostiene a costa de la sangre y el sudor del resto del mundo. O de china con su moral destartalada, con sus hijos dementes vendiendo, literalmente, partes de su cuerpo para comprar los productos superfluos surgidos de fábricas que exprimen a los obreros chinos, todo para enriquecer a unos pocos privilegiados y al capitalismo mundial.
Fácil deducir de este cuadro las consecuencias que sobre el país tendrá un fracaso del intento Socialista. Veamos.
La inseguridad alcanzará escenarios inéditos para nosotros, el crimen organizado disputará la hegemonía al Estado capitalista y, en esta guerra entre pillos, la sociedad será la víctima. La mexicanización y colombianización de la sociedad pondrá en peligro a la existencia de la Nación.
La privatización brutal de la economía llevará al país a territorios de miseria nunca vistos y el pueblo frustrado, aturdido, será controlado por una horrorosa represión. Vendrán días de oscuridad.
Es así, pocas veces una sociedad ha tenido la responsabilidad de decidir su propia suerte y, al hacerlo, decidir el destino del Continente y el futuro de la humanidad, como la sociedad venezolana hoy.
Debemos percibir el compromiso en su magnitud global y hacer esfuerzos por trasladar a la sociedad la grandeza del reto. Sólo así podremos acumular la conciencia necesaria para sobreponernos a las dificultades del camino hacia el existir.
¡Con Chávez más resteaos que nunca!
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