Cuando jóvenes somos... poco, muy poco meditamos sobre el existir... pues los sueños y ocupaciones... andan distrayendo a la mente... poco tiempo dispone para aislarse del bullicio.
Cuando se es viejo, anciano... los sueños se han realizado... las ocupaciones han ido mermando... la mente dispone de tiempo para meditar sobre la vida, existencia.
Medita al repasar el existir vivido y sus circunstancias.
Medita sobre el presente existe.
Medita sobre el mañana vivirá.
Medita sobre lo esencial de la vida.
Al meditar descubre cómo cuán niño en la arena de la playa ha estado construyendo castillos de arena.
Castillos, que en cualquier momento, instante del mar llegará una ola y los derruirá, desvanecerá.
Pero, al niño lo mantuvo ocupado, motivado mientras estaba en la playa.
Sin la juventud no hay vejez. En ella se edifica, emerge, florece.
Lograr vivir las etapas de la vida... una a otra... que se van solapando... es un baluarte de sabiduría, una proeza de vida.
Simple, vivamoslas como se vayan presentando. La sabiduría en ellas se cultiva.
Valmore Vivas
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