A la cima subes llevando una roca en tus espaldas.
Mucho esfuerzo te cuesta escalar. El peso de la roca hace dar un paso y otro más, cueste mucho.
Pero poco a poco, sin casi aliento llegas a la cima a ubicar la roca.
Uf, que alegría, alivio sientes al poner la roca en la cima. Objetivo logrado.
Alegría tísica. Una vez puesta la roca en la cima... rueda cuesta abajo.
Oh, debes volver al pie de la montaña. Empezar a subir de nuevo la roca.
Una y otra vez la roca subes, la roca rueda cuesta abajo... hasta que de tanto hacerlo, ya agotado tu cuerpo, en el camino te quedas aplastado por la roca.
Valmore Vivas
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