Para los niños sus padres son su protección, seguridad, ídolos a seguir, imitar.
A medida van creciendo van asumiendo ser ellos mismos, ser responsables de sus actos, no depender se sus padres.
Los padres hasta una etapa de sus vidas los acompañan... luego el camino andan solos.
El niño se hizo hombre, creció, maduró.
Bien.
Pero hay algo de lo cual no logra liberarse. De sus creencias religiosas le inculcan. Por el contrario... yendo a viejos, ancianos más se aferran a ellas cuan nadador en el océano a un salvavidas.
Sin ellas cree se hundirá en el vacío. El temor lo atormenta... no le permite ser él, creer en sí, saber quien es realmente, que es dentro de la VIDA.
Se siente vigilado por ojos invisibles a donde va. A ese nivel de control, temor las creencias lo someten.
Desde tiempos ancestrales las creencias han sido utilizadas por los caudillos para atemorizar, sumizar a las tribus.
Las creencias... impartidas por los chamanes... han estado siempre al servicio y voluntad de los poderosos.
Los poderosos en ellas no creen pero si en su gran poder para aprovecharse de los muchos.
Valmore Vivas
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