Quiebre de sentires, emociones
Lo viví cuando a los 18 años salí de San Cristóbal a Caracas a estudiar en la USB.
Atrás dejaba mi niñez, mi adolescencia.
Con ello las querencias cosechadas.
A unas nuevas vivencias iba. Inimaginables. Expectantes.
Era joven. Lo nuevo me motivaba, emocionaba.
Lo joven me hacía adaptable a los cambios iba a vivir.
Lo joven hacia posible cerrara la puerta a lo vivido y abriera la puerta a lo nuevo se me ofrecía.
El vivir quiebres emocionales desde joven cosechó la resilencia a los cambios, al no apego a las cosas, a las personas, a los lugares.
Hizo viera todo como pasajero, fugaz en el existir humano.
Hizo entendiera que todo llega, todo se vive, todo se va. Nada es permanente, es solo un instante que se vive y se va.
Uno, cada uno es un instante en el eterno tiempo. Es un cúmulo de polvo que se hizo grano de arena y el viento lo transportó a un lugar, a un compartir, a un SER.
Valmore Vivas
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