De joven, adulto, madurez poco se cavila sobre el existir, vivir... pues las mil ocupaciones consumen el tiempo de vida.
Cuando se entra en la vejez... se empieza a cavilar sobre la vida... pues ya las mil ocupaciones no consumen nuestro tiempo.
Queda más tiempo para el encuentro con uno mismo, existir.
Ahí, se inicia la revisión de nuestro existir pasado, presente y futuro.
Las bregas realizadas, los logros alcanzados, los saberes aprendidos, las emociones sentidas, los compartires tenidos.
Unos llorarán. Otros reirán. Ha sido su vida transitada.
Algunos, prefieren no cavilar y seguir ocupando su tiempo en mil quehaceres que van inventando. Es su manera de sentirse útiles a otros, al entorno. No hacerlo es morir en vida, no se hallan consigo mismos.
Sin la droga ocupacional despiertan de su dopaje, entrando en crisis nerviosa.
Quién cavila, despierta. Quién no lo hace, anda en dopaje permanente.
Valmore Vivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario