El pobre, miserable que vive en un rancho... dentro de un barrio... el Gobierno le suministra agua, electricidad, gas, salud, comida, educación y más... y aplaude cuando el millonario le ofrece:
Privatizar el servicio de agua... para hacerlo más eficiente.
Privatizar el servicio de electricidad... para hacerlo más eficiente.
Privatizar el servicio de gas... para hacerlo más eficiente.
Privatizar el servicio de salud... para hacerlo más eficiente.
Privatizar el servicio de educación... para hacerlo más eficiente.
¿El pobre sabrá lo que aplaude? Seguro no, pero lo dicho por el millonario le suena grato, esperanzador.
Y cuando le corten el agua, electricidad, gas... por no pagar... ¿Qué dirá?
Cuando no pueda pagar la educación de sus hijos, una clínica, un médico... ¿Qué dirá?
La clase media, se cree superior al pobre, sin darse cuenta fue un pobre que logró educarse gracias a la educación gratuita. Sin darse cuenta vive de un salario que le sirve para sobrevivir... y que gracias a la gratuidad o bajo costo de servicios puede sobrevivir con su salario bajo y más bajo con la inflación.
Igual aplaude cuando el millonario ofrece privatizar para mejorar la eficiencia de servicios.
Cuando todo se privatiza... todos los servicios serán pagados... no a precios solidarios sino a precios de avaricia desmedida.
Si antes el salario apenas alcanzaba... ahora todo privatizado la pobreza tocará su puerta.
Ante todo privatizado el pobre y la clase media casi se unen en estatus social y el millonario se hará más millonario con la necesidad de la mayoría, que de una forma u otra deberá pagar los servicios si no quiere quedarse sin agua, sin gas, sin electricidad, sin educación y más.
Es el precio, los ingenuos deben pagar por su aplauso a la privatización de todo.
¡Viva la privatización!
Grita el millonario por sus parlantes mediáticos y en respuesta recibe el APLAUSO de los ingenuos.
Valmore Vivas
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