Quehacer doméstico
A ello, en tiempos antaños, era para lo que nacía una mujer. Casarse para enclaustrarse en su casa en donde se dedicaba a los quehaceres hogareños: mantener la casa, cocinar, criar hijos, atender a su marido en todo y demás quehaceres. Aparte de quedar preñada y parir.
Desde apenas entrar en la adolescencia hasta morir.
En las vecindades, unas a otras mujeres se veían, platicaban. Unas a otras fungian de compañeras de jornada dentro de su recinto de trabajo: la vecindad.
Los maridos... temprano salían a sus respectivos trabajos. Ni pendientes de los quehaceres hogareños, crianza de hijos. No era su deber, obligación. Su obligación era buscar los ingresos fuera del hogar, casa.
Costumbres asentadas, inculcadas desde la infancia en la casa, a través de la religión. Era un modus de vida establecido, decretado por la sociedad donde se convivía. Un modus de vida considerado normal... y por tanto aceptado sin protesta.
La mujer ante la dinámica de la sociedad quedaba anulada, no participaba en nada. Todo era decidido por el hombre o cónclave de hombres. Ellos definían el comportar de hombres y mujeres, sus roles respectivos.
La mujer era educada para solo los quehaceres de la casa, a cuando a ella le tocara, que era desde adolescente. Ahí empezaba a parir. De vaina, muy contadas, aprendían a leer.
Hoy la mujer, en algunas sociedades ya participan en la dinámica social, aunque asumiendo muchas veces tanto el rol del hombre como de la mujer de antaño. Hay sociedades donde aún la mujer es relegada, solo dedicada a rol doméstico.
Moraleja
La mujer en el transcurrir del tiempo ha sido junque y martillo a la vez.
Valmore Vivas