Reflexión 763
Para
Estaba una carreta con su caballo de halado atado en una estación.
Un niño sentado en una silla de la estación estaba.
El niño miraba la carreta. Soñaba estar montado en ella... arreando al caballo para que lo paseará por el camino sin parar.
Mil sueños imaginaba. Que de mil paisajes vería en su recorrido. Cuantos niños mas conocería. Que mil animales, flores, árboles vería.
El caballo... viendo su rostro extasiado en sus sueños... le invitó a montarse en la carreta y conducirla.
El niño súper contento dijo: Si.
El caballo le puso una condición: De la carreta no se podría desmontar hasta finalizar el camino.
El niño aceptó... ilusionado con el gran paseo daría... las mil cosas vería, viviría.
Asi... el niño se montó en el asiento de arreo... y al caballo gritó: Arre.
Inició el recorrido... unas veces rápido, otras lento. Nunca se paraban. La distancia recorrida iba haciéndose larga... el tiempo pasaba... el niño pasó a ser adolescente, jóven, adulto, maduro, viejo....
Mucho camino había recorrido, muchas vivencias había tenido.
Encorvado en el asiento iba sin poder parar. El caballo halaba y halaba la carreta camino adelante se iba presentando.
Un día... el niño ya anciano levantó la vista... a pocos pasos vió al abismo se aproximaban.
Gritó... con voz no audible al caballo:
Para, para...!!!
Valmore Vivas 3
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