01 abril 2020

Reflexión 288

Reflexión 288

Caperucita súper ingenua

Niña inocente como todas. 
Su madre la envió por el bosque a casa de su abuela a llevarle comida.

Contenta caminaba. 
Los pájaros hacían melodía con sus cantos. 
Las flores aromatizaban su andar.

Llegó a la casa de la abuela. 
Tocó la puerta. 
Le abrió el lobo tal cual era, sin disfraz.
La niña se lanzó a sus brazos a darle besitos.

Valmore Vivas 

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