Un abrazo muy tierno, muy de querer puro.
Un abrazo que la crianza nos mutila a seguirlo dando pues nos ahoga el sentir puro, el querer puro para contagiarlo de vacío, de interés..., de falsedad, de hipocresía.
Es la crianza lo que nos sumerge a vivir cuan robots.., sin alma, sin sentir, sin emociones.
Es la crianza con sus prejuicios, con sus tabúes, con sus dogmas que nos condena a NO SER. Nos condena a NO EXPRESAR nuestros sentires, nuestras emociones.
Ahí la tristeza de muchos seres andantes, seres sin luz, sin brillo, sin alegría por vivir..., sin un rostro iluminado por su sonrisa.
Seres condenados a vivir la vida en un eterno dolor, sufrir, padecer abonando para el cielo les espera al morir.
El paraíso es en la tierra, solo que unos cuantos seres lo logran haciendo MUCHOS padezcan un infierno en su vida terrenal.
Valmore
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