Por eso cada escalón hay que vivirlo tal cuál se presente, degustarlo con sus risas, llantos... sin mirar atrás, sin mirar delante.. pues el que se vivió, dejó vivencia, te maduró para el próximo. Y el delantero no lo vemos, pero sin prisa subimos a él sin darnos cuenta... pues la fusión de ir de una etapa a otra es imperceptible... pasados muchos años es que vemos los escalones vividos.
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