La saciedad
Es la guinda de un sueño, deseo.
Luego, se entra en la rutina, hábito, costumbre... en la inercia emocional, mental, física.
Transita tu sendero con calma, disfrútalo... no te apresures por llegar a la meta, final. La exaltación está en el tránsito.
Anda a un bufé en un hotel. Al entrar comes con los ojos. Si eres glotón te servirás un montón de comida. No podrás comerla toda, pero el placer es ver el montón.
Es toda una novedad. Quédate en el hotel una temporada larga... y llegarás a la saciedad. Las novedades ya no las verás. La sazón te parecerá siempre igual. Verás las mismas comidas, día tras día. Comes por inercia más el placer se desvaneció.
Así es todo en la vida... lo novedoso exalta al inicio, luego, poco a poco, la exaltación se va desvaneciendo hasta llegar a la saciedad, ahí nace la costumbre, el hábito, la rutina... el querer cambiar.
Si otras novedades no llegan a tu vida... la vida se te va apagando, entras en face de muerto en vida, en la inercia, rutina, costumbre.
Ahí que se observa a las personas en rutinas de convivencias, trabajo, quehaceres, distracciones, comeres, esparcimiento, placeres.
Ahí que las personas estén en constante búsqueda de novedades que las motive en lo emocional, mental, físico.
Ahí que las personas salgan a viajar, pasear, ir a teatros, fiestas, ver películas, oír música, leer, desgustar diferentes comidas, cambiar de lugares, trabajo, parejas y más.
Es la búsqueda constante de las personas a querer motivarse, emocionarse, vibrar, sentir aún palpitan.
Las rutinas, hábitos son parte del vivir... nos hacen la vida autómata, nos permite mantener la mente despierta a las novedades. A ellas hay que entenderlas, comprenderlas, interiorizarlas, sacarles provecho, adaptarse.
Valmore Vivas