Las ovejas reunidas oyen los alaridos de muerte, crueldad hacen a una del rebaño los lobos hambrientos.
Inmutadas siguen pastando.
Una de ellas, entre dientes, dice:
- Pobre, pero no soy yo la devorada.
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En nuestra cultura individual, egoísta la solidaridad nos la han mutilado, nos la han adormecido.
Asi, un guapetón de barrio puede humillar, vejar, esclavizar, hacer lo que le da la gana junto a su patota a toda una comuna de pobladores que unidos los superan.
Cada uno se achinchorra en su choza de paja creyendo será intocable, no será arrasado cuando el viento feroz arrebate.
Qué ingenuos a la fuerza inclemente de viento recio.
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Unas ovejas parlotean y acuerdan conquistar la amistad de los lobos.
Los lobos ven venir el grupo de ovejas, entre ellos se miran, se sonrien picaramente, malignamente.
Las ovejas llegan a los lobos, conversan, medio se entienden.
Los lobos aceptan su abierta cordialidad y les dicen a las ingenuas ovejas:
- Maravillosa su propuesta, de ahora en adelante seremos vegetarianos.
Pueden abrir las puertas de su estancia para nosotros estar entre Uds, no teman ahora seremos vegetarianos.
El grupo de ovejas regresa al rebaño. Todas lo ven asombradas.
Al llegar el grupo todas se conglomeran alrededor.
El grupo informa lo cordial de los lobos, su cambio de alimentación y su propuesta.
Todas lo pensaron, dudaron, pero aceptaron por la tranquilidad del rebaño.
Una vieja oveja, con su voz impercentible dijo:
- Lobo no come hierba.
Todas se burlaron de ella, no le hicieron caso.
Un grupo fue a abrir las puertas.
Los lobos entraron, se dispersaron entre el rebaño.
Todo tranquilo, pasó un dia, dos, tres... los lobos empezaron a sentir hambre.
Unos a otros se miraron.
De pronto una griteria entre las ovejas. Los lobos habian atacado algunas ovejas para tragar, saciar su hambre. A las otras las apresaron para una futura comelona.
La oveja vieja les dijo a todas:
- Qué les dije?
Todas soltaron a llorar de pavor.
Ya era demasiado tarde, los lobos tenían el control.
Valmore Vivas